Los Ascendientes eran individuos que habían trascendido la muerte. En los tiempos del Primer Imperio eran llamados Primeros Héroes.[1] Los Ascendientes podían volverse dioses si ganaban suficientes devotos/seguidores entre los mortales, pero no eran dioses por defecto.[1] Aquellos que no tenían devotos eran considerados desencadenados, o Neutrales, en el lenguaje de la Baraja de los Dragones.[1] Los Dioses que perdían a sus devotos seguían siendo Ascendientes, pero emasculados en su poder, a menos que el culto se renovara de algún modo.[1]
Los ascendientes parecían poseer cierta forma de poder —quizá hechicería, quizá personalidad, quizá alguna otra cosa—, que les otorgaba un grado poco habitual de eficacia.[1] Su fuerza de voluntad significaba que cuando actuaban, los resultados lo afectaban todo.[1] Eran más o menos inmortales, pero podían ser asesinados. Tenían acceso a la magia, incluso si no eran magos antes de su ascensión. Pero la ascendencia tenía sus inconvenientes. Los Ascendientes comenzaron a ver las cosas de manera diferente y a pensar de manera diferente. El poder atraía el poder como una fuerza en la naturaleza y una confluencia de energías. Los Ascendientes atrajeron el interés de otros Ascendientes, dioses y poderes, lo que no era algo para tomarse a la ligera.[2] Siete Ciudades era uno de los dos continentes considerados lugares especialmente insalubres para ser un Ascendiente.[2] El otro no fue revelado.
Oponn sostenía que los Ascendientes intentan amañar todas las apuestas. En tanto que Oponn, no obstante, disfrutaba con la incertidumbre. También declararon que Tronosombrío y La Cuerda no jugaban limpio.[3]
Velajada afirmó que cuando Dassem Ultor se volvió contra su dios patrón El Embozado; «De pronto, los Ascendientes empezaron a agitarse, a manipular los sucesos».[3]
Ganoes Paran teorizaba que la Ascendencia era «un fenómeno natural, una ley inevitable de la probabilidad». Creía que la presión suficiente de una masa de personas hizo que los Ascendientes surgieran como héroes, y que durante generaciones se convirtieran en dioses que representaban una edad de oro perdida tiempo atrás. Un gran número de Ascendientes que vivían al mismo tiempo podían provocar condiciones difíciles e inestables, pero eventualmente se reducían.[1]
En una entrevista de 2020, el autor Steven Erikson dijo: «con bastante frecuencia... en los libros si alguien está luchando por ascender, tratando de lograrlo, no lo conseguirán... Básicamente se logra alcanzar como una consecuencia directa e inevitable de su naturaleza».[4] Por otro lado, Erikson también ha dicho que es posible que ocurra el ascenso «simplemente porque alguien está en un lugar particular en un momento particular… hay fuerzas más allá de la voluntad individual de uno que pueden actuar sobre un individuo. La pregunta entonces es, qué harán con ello».[5]
Ascendientes notables[]
- Anomander Rake
- Caladan Brood[6]
- Iskar Jarak[falta referencia]
- Menandore
- Oponn
- Tronosombrío[6]
- Sheltatha Sabiduría
- Sukul Ankhadu
Ascendientes listados en el Glosario de Los jardines de la Luna[6][]
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Notas y Referencias[]
- ↑ 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 1,5 1,6 Los Cazahuesos, Capítulo 10
- ↑ 2,0 2,1 Los Cazahuesos, Capítulo 6
- ↑ 3,0 3,1 Los jardines de la Luna, Capítulo 4
- ↑ Ten Very Big Books podcast - Deadhouse Gates - Minuto 21:40
- ↑ Interview with Steven Erikson, Best-Selling Author and Archaeologist - Systems Change Alliance - Minuto 28:50
- ↑ 6,0 6,1 6,2 Los jardines de la Luna, Glosario
- ↑ Las Puertas de la Casa de la Muerte, Glosario