Malaz Wiki
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«Conocía bien la profanación. A fin de cuentas era su afición...».
― Acerca de Kilmandaros
Polvo de sueños, Capítulo 19

Kilmandaros [kill-man-DAIR-ōs][1] era adorada como una Diosa Ancestral por los Forkrul Assail. A ella le favorecía una forma que poseía las características físicas de la especie, como más articulaciones que un humanoide normal, lo que le permitía manipular su cuerpo en formas extrañas. Estaba obsesionada con la muerte y la destrucción. Además era la madre de Sechul Lath y madrastra de Errastas.

Apariencia[]

«La criatura desnuda que atravesaba el agreste sendero formado por los dragones caídos podía rivalizar en masa con éstos, pero estaba atada a la tierra y caminaba sobre dos piernas arqueadas, los muslos gruesos como árboles milenarios. La anchura de los hombros igualaba la altura de un tartheno toblakai; desde un cuello grueso oculto bajo una melena de cabello negro brillante, la parte frontal de la cabeza era sobresaliente, frente, pómulos y mandíbula, y los ojos hundidos revelaban unas pupilas negras rodeadas por un blanco opalescente. Los brazos formidables eran de una largura desproporcionada, las manos enormes casi arañaban el suelo. Los pechos le colgaban, grandes y pálidos. Fue pasando sin prisa junto a los cadáveres magullados y medio podridos; el movimiento de su paso era de una fluidez extraña, en absoluto pesado, y cada miembro se revelaba como dueño de articulaciones extra».

Kilmandaros solía ser descrita como un homínido bípedo, musculoso y muy grande. Normalmente iba desnuda, con la piel del color de los huesos blanqueados por el sol. Sus manos y brazos mostraban con frecuencia los daños por asestar golpes recientes.[2][3]

En Mareas de Medianoche[]

Poco después de la partición de Kurald Emurlahn el Mundo de Malaz fue invadido a través de un violento desgarro por los ejércitos combinados Tiste Andii de Silchas Ruina y los Tiste Edur de Scabandari Ojodesangre. Los invasores derrotaron a un ejército de K’Chain Che’Malle antes de que Scabandari traicionara a Silchas y asesinara a sus Andii supervivientes. Aunque era conocida en el mundo malazano por Gothos, Kilmandaros vino del mundo al otro lado del desgarro. El Dios Ancestral, Mael, hizo una alianza con ella para matar a Scabandari y dispersar a sus Edur.[4]

Kilmandaros finalmente rastreó a Scabandari y le rompió el cráneo mientras su espíritu era contenido dentro de una prisión de dolor eterno. Los Tiste Edur creían que Scabandari se había ganado la enemistad de Kilmandaros y los otros dioses ancestrales porque su invasión había empujado a la moribunda raza K’Chain Che’Malle a realizar un último ritual. Este ritual fijo un punto final para la guerra eterna entre Oscuridad, Luz y Sombra que significaría el fin de toda existencia.[5]

En Los Cazahuesos[]

Los tres Eleint encadenados en Sombra, —Ampelas, Eloth, y Kalse— le dijeron a Cotillion que el alma de Scabandari seguía viva, pero atormentada. Aquella que hizo pedazos su cráneo, y destruyo su cuerpo, no le guardaba ninguna lealtad a los Eleint ni a nadie salvo a ella misma.[6]

Mientras estaban en la Senda Imperial, el suelo se derrumbó bajo Ben el Rápido y Tormenta, enviándolos a una profunda fisura. Kalam los encontró inconscientes dentro de una cámara decorada con grandes paneles pintados:[7]

«No era una decoración vana aquella, sino una obra de arte, la mano de un maestro desplegaba vitalidad en todos y cada uno de los detalles. Con ropas pesadas, más o menos humanas por la forma, las figuras estaban en posturas de trascendencia, con los brazos alzados en veneración o exaltación, los rostros llenos de júbilo. Entretanto, en grandes cantidades a sus pies, habían pintado partes desmembradas de cuerpos, salpicadas de sangre y cubiertas de moscas. La carne mutilada continuaba hasta el suelo de la cámara y después salía, y Kalam vio entonces que la sangrienta escena cubría todo el suelo, hasta donde él alcanzaba a ver en cada dirección».
Los Cazahuesos, Capítulo 6

Cotillion identificó la cámara como un templo dedicado a algunos de los Dioses Ancestrales. Sugirió que podría haber pertenecido a Kilmandaros, Grizzin Farl o incluso a K’rul.[7]

En La tempestad del Segador[]

Kilmandaros por Corporal Nobbs

Kilmandaros por Corporal Nobbs

En el momento de la partición de Kurald Emurlahn, Kilmandaros había buscado y no pudo salvar el reino agonizante, ya que fue devastado por guerras civiles y roto en fragmentos. Mientras que Caminante del Filo estaba comprometido en otro lugar, mató a muchos de los pretendientes, que descendieron con impaciencia al reino como carroñeros para arrancar sus propios trozos del reino para su uso privado. Entre ellos se encontraban dragones salvajes. Viajó a través de un desgarro al mundo de Malaz en busca de Scabandari Ojodesangre, a quien sometió con la ayuda de Mael. El Dios Ancestral insistió en que se abstuviera de dar el golpe mortal hasta que el recién llegado Gothos estuviera listo para atrapar el alma de Scabandari dentro de un Finnest. De lo contrario, el Tiste Edur le retendría la mayor parte de su poder. Gothos engañó a ambos Dioses Ancestrales para que dejaran que el Jaghut el Finnest en su poder. Kilmandaros y Mael discutieron sobre si valía la pena salvar a Kurald Emurlahn, y la Diosa argumentó que «la muerte de un reino es una promesa para todos los demás reinos». Gothos también advirtió a la Diosa que «los hijos que tienes en este reino se han perdido», indiferencia fue lo que recibió a tal declaración.[2]

Kilmandaros regresó al desgarro de Kurald Emurlahn y encontró otra figura de pie frente a él: Anomandaris Purake. Ella advirtió a Rake que no era bienvenido en Kurald Emurlahn y le preguntó por qué parecía indiferente a la traición de Scabandari a su hermano (Silchas Ruina). Al final, ambos acordaron que el Trono de Sombra debía permanecer desocupado e hicieron un pacto para expulsar a los pretendientes del reino. Mientras se preparaban para atravesar el desgarro y limpiar el mundo devastado, Kilmandaros declaró: «si Kurald Emurlahn ha de morir, que lo haga solo».[2]

En la actualidad, el Rey Hechicero de los Tiste Edur, Hannan Mosag, separó el espíritu de Bruthen Trana de su cuerpo para que pudiera buscar en el fondo del océano el alma de Brys Beddict.[8][9] Bruthen pronto se perdió en el fondo del océano, sin saber a dónde ir hasta que tropezó con una Casa Azath bajo el agua. En la puerta, Nudillos lo invitó a entrar, y advirtió al Edur que no mencionara el tema de los dragones o Scabandari a su otro invitado. Nudillos no quería que se alejara de la distracción que él ya le había proporcionado, ya que ella era más gentil cuando estaba distraída.[3]

Dentro de la torre de la Casa, el único espacio en el que cabía ella, su madre Kilmandaros estudiaba huesecitos grabados en busca de patrones. En esta Casa bajo el mar, Kilmandaros y su hijo, Nudillos, pasaban el tiempo jugando un juego contencioso con huesecitos. Después de un violento arrebato de Kilmandaros, Nudillos ofreció «detener esos granos», deteniendo el tiempo brevemente para que pudieran tomar una copa de vino con Bruthen, así su madre tendría más tiempo para buscar un patrón en la disposición de los huesos.[3]

Durante la conversación que siguió, se reveló que Kilmandaros había sido encarcelada una vez dentro de la Casa de Azath por Anomander Rake. Nudillos estaba impresionado de que la Casa la retuviera, pero pensaba que la Azath había dejado escapar a Kilmandaros. Ella no estuvo de acuerdo y dijo: «Ni siquiera el Azath podría retenerme para siempre». Había sido encarcelada en la Casa de Azath por atacar a Rake, pero argumentó que fue solo en anticipación de una traición de él. Nudillos le aseguró que si no hubiera atacado primero a Rake, no se habría enfrentado a su ira. Dijo que Rake nunca rompía su palabra, declarando que su Madre y Osserc tenía la mala costumbre de «anticipar» traiciones inminentes.[3]

Finalmente, Nudillos le informó a Bruthen que lo que buscaba se podía encontrar en el Lugar de los Nombres de los Dioses, luego reinició los granos del tiempo. Mientras escoltaba al Edur hasta la puerta, Nudillos admitió que no tenía idea de si se podían encontrar patrones en el juego de huesos que jugaban, solo que a «nuestra especie, [le] encantan los patrones».[3]

En Polvo de sueños[]

(Información faltante)

En El Dios Tullido[]

(Información faltante)

En El regreso de la Guardia Carmesí[]

En la Edad Ancestral, el Hijo de la Tierra, Denuth, desesperado por la paz en un mundo lleno de poderosas entidades enemistadas como Draconus y Liossercal, entre otras. Recordó a Kilmandaros, diciendo que esas riñas interminables de unos contra otros son «no más que mezquindad y sinrazones infantiles».[10]

Trivia[]

Al autor Steven Erikson le «gustan mucho las construcciones de nombres del Sánscrito» y las utilizó como base subyacente para varios nombres Tiste, incluyendo a Kilmandaros. «Me encantan los elementos rítmicos de esos nombres».[11]

Citas[]

Errastas: «¿Qué piensa Kilmandaros sobre matar a sus propios hijos?»
Sechul Lath: «¿Es que no entiendes nada, Errastas? No siente nada.»
―Errastas y Sechul Lath conspirando[fuente]
«Llevaba la violencia con ella como si fuese una capa de pelo animal que colgase de sus hombros, una sensación que fluía de ella y lo acariciaba una y otra vez».
― Sechul Lath, acerca de su madre
Polvo de sueños, Capítulo 21

Notas y Referencias[]

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